jueves, 9 de julio de 2009

Preparación física necesaria (II) y mental

Para una buena peregrinación hay que planificar la ruta, hacer bien la mochila y preparar el cuerpo y la mente.

Teniendo en cuenta que se recorrerá como máximo unos 20km al día por las sendas del Camino de Santiago portugués del Norte, se requiere una cierta preparación previa.
No estar acostumbrados a caminar, llevar peso sobre la espalda o calzar botas de monte puede convertir la ruta en un suplicio. Además, resultará más sencillo hacer el Camino si emprendemos un trabajo previo de recopilación de información y planificación del recorrido.

Toda persona deberá también empezar unas semanas antes a caminar unas horas cada día con el mismo calzado y echarse una mochila a la espalda con el mismo peso que piense llevar. Es conveniente además alargar la duración de las salidas hasta conseguir recorrer los días anteriores al inicio del Camino los kilómetros que nos hayamos marcado como media diaria.
En cuanto al equipaje, varía según cada uno quiera incorporar (recordad, aproximadamente un 10% de vuestro peso físico), pero hay elementos imprescindibles.

El calzado es esencial: botas de monte o zapatillas de deporte para caminar a gusto y calzado cómodo para descansar los pies (chanclas). Es necesario también llevar un saco de dormir lo más ligero posible y algo impermeable, que nos servirá para cubrir la mochila si llueve (sirve incluso una bolsa de basura) y para utilizarlo como aislante si tenemos que dormir en la calle.

Se debe llevar la menor ropa posible (las mudas se lavan cada día y se pueden secar colgadas de la mochila), de algodón, holgada y preferiblemente pantalones cortos para caminar (no demasiado porque te puedes rozar fácilmente con plantas). Un chubasquero, un gorro y un bañador son elementos aconsejables sea cual sea la época del año. Otros enseres necesarios son una navaja, una linterna, un pequeño botiquín* con el que remediar torceduras de tobillo y ampollas, y una cantimplora con agua.

* Se recomienda llevar un botiquín propio (individual, pues cada uno tiene sus cosas de salud que tratarse todos los días o las personales) y el botiquín del grupo (lo que todos pueden llegar a utilizar de forma conjunta y se reparte entre todos para aliviar el peso). Ya lo definiremos entre todos y lo repartiremos equitativamente como buenos hermanos.

Conviene planificar las etapas de antemano (tal y como se puede ver en la Guía), pensando en rutas cortas al principio, para no agotarnos, que se harán cada vez más largas. Mejor que tomarse días de descanso total, es más recomendable planear realizar algunas jornadas más reposadas en las que recorrer unos 10 kilómetros. Se puede intentar que esos días coincidan con el paso por las zonas que más nos apetezca visitar (ciudades turísticas, parajes naturales, etc.).

A pesar de que iremos en grupo bien protegidos, es muy aconsejable facilitar una copia del recorrido a un familiar cercano para que en caso de emergencia sepa localizar fácilmente nuestro paradero. Pero vamos, sabrán de sobra por dónde estaremos porque vais a llamar a casa por teléfono casi todos los días.

Además de entrenar el cuerpo, el itinerario y la mochila, no está de más preparar también la mente. Trabajar la respiración, aprender a hacer pequeñas meditaciones y estudiar la historia del camino contribuirán a mejorar nuestro estado anímico e impedir que el agotamiento nos desanime.

Que no os falte la motivación, la concienciación, la mentalización, y mucho ánimo.

Adaptado de consumer.es
Prepararse para hacer el Camino de Santiago


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